El movimiento de consumidores latinoamericano y caribeño presenta una gran variedad de formas organizativas, entre las que se encuentran tipologías que pueden ser consideradas como características de la región y que funcionan como comités, foros, fundaciones, observatorios, etc., junto con otras que pueden tener características organizativas más parecidas a las existentes en España y Europa.
Aunque como rasgo común de la mayoría de ellas, con sólo algunas excepciones, nos encontramos con organizaciones que fundamentalmente funcionan en base a un grupo dirigente de activistas y de profesionales, que no promocionan el asociacionismo o la afiliación de los consumidores y usuarios de sus respectivos países y por ello no cuentan con una base social que les permita la sustentabilidad social y económica. No obstante, todas ellas desarrollan bastantes actividades en defensa de los derechos de los consumidores, aunque con niveles de desarrollo y capacidad de actuación muy diversos, que pueden estar en consonancia en algunos casos con los muy diferentes grados de desarrollo económico y social de cada país.
De manera general, podemos apreciar que jurídicamente, el movimiento organizado de los consumidores de la América Latina se constituye en forma de organizaciones sin ánimo de lucro, con criterios democráticos y progresistas.
Bajos niveles en el número de asociados y niveles altos de actividad
Tal como he indicado en la introducción, nuestra visión nos hace pensar que con carácter general y con la excepción posiblemente de algunas organizaciones de Brasil y tal vez de algún otro país, el conjunto del movimiento latinoamericano y caribeño de consumidores presenta un bajo nivel de asociados. Ello, unido al hecho de que los gobiernos de los diferentes países de la región no suelen dedicar partidas económicas anuales de los presupuestos de cada Estado a financiar o a subvencionar a las organizaciones de consumidores, como sí ocurre en España o Europa, nos sitúa, por tanto, ante organizaciones poco sostenibles económicamente, que mayoritariamente necesitan ayudas de la cooperación internacional para poder funcionar y desarrollar sus proyectos.
Esta afirmación hace evidente, a nuestro modo de ver, la dependencia de las ayudas económicas procedentes de la cooperación internacional para que dichas organizaciones, salvo algunas excepciones, puedan funcionar con niveles satisfactorios de actividad.
A pesar de esta debilidad, una buena parte de las organizaciones de consumidores latinoamericanas presta una gran atención a la realización de actividades formativas e informativas, a través de talleres y conferencias en los centros escolares, junto a la edición de boletines digitales y la promoción de campañas de concienciación ciudadana, las cuales son, de hecho, una de sus actividades públicas más frecuentes. A éstas también se suman las actividades formativas que desarrollan entre la población adulta y la presentación de denuncias contra los abusos que sufren los consumidores.
La elaboración de noticias en medios digitales es también una práctica común de funcionamiento y de actividad en la mayoría de las organizaciones, así como un vehículo para canalizar información hacia los medios de comunicación convencionales, cuando es posible. Es decir, cuando la presencia de Internet es lo suficientemente significativa, aunque los niveles de penetración en las redes sociales entre unos y otros países son muy diferentes.
En muchos casos, las emisoras de radio se han convertido en el instrumento de trabajo fundamental para contactar con aquellas poblaciones más aisladas. También deben destacarse las actividades que realizan algunas organizaciones relacionados con los análisis o pruebas comparativas de productos y servicios, entre las que podríamos citar a organizaciones de Brasil, Perú, Ecuador y Chile.
La atención a las reclamaciones y denuncias de los consumidores
De forma general, aunque con diferencias en los procedimientos que se utilizan por cada una de las organizaciones de consumidores, se puede afirmar que, con algunas excepciones, existen actividades para atender las reclamaciones o denuncias de los usuarios, sin bien no se delimitan ni diferencian las actividades que se ofrecen a los asociados y a los consumidores en general.
Esta atención a las reclamaciones de los consumidores se realiza en un buen número de organizaciones de manera gratuita, aunque en algunas de ellas han ido entendiendo que es necesario hacer participar a los ciudadanos en la financiación de las organizaciones y proceden a cobrar aportaciones económicas por la prestación de dichos servicios. En paralelo, hay bastantes organizaciones que son muy activas en su presencia en los medios de comunicación para denunciar los abusos que sufren los consumidores.
Sin embargo, es necesario destacar que, posiblemente por razones diversas, la actividad de asesoramiento y defensa de las reclamaciones de los consumidores y usuarios frente a los abusos de las empresas o gobiernos, no se une de una manera estratégica con la necesidad de ampliar el número de asociados y el cobro de una cuota periódica que garantice la sostenibilidad social y económica de las organizaciones.
Salvo en muy pocas casos, tampoco se ha entendido como algo necesario establecer alguna vía de diálogo o de relaciones con las empresas, pues esta alternativa no se valora aún como algo útil para la solución de las reclamaciones y denuncias de los consumidores.
La realidad es que tanto las empresas como las propias organizaciones mantienen posiciones poco dadas al diálogo, dibujándose así un panorama en el que la confrontación y los tribunales son prácticamente las únicas vías utilizadas. No obstante, existen asociaciones que comienzan a actuar de forma diferente, entre las que podrían citarse los casos de organizaciones en Chile y Brasil.
El compromiso con la justicia social y el desarrollo solidario
Otro aspecto que merece destacarse y que es común en buena parte de las organizaciones de consumidores de América Latina y el Caribe es su compromiso con la justicia social y por un desarrollo económico más justo y solidario, una actitud que se refuerza con fórmulas de coordinación con otros movimientos sociales en sus respectivos países y con su deseo de establecer lazos de coordinación con otras organizaciones del continente.
Las organizaciones de consumidores buscan alianzas en su acción reivindicativa y de denuncia, y para ello se fomentan los contactos con los movimientos vecinales y campesinos, especialmente en las áreas andinas y centroamericanas, estando también muy extendida la búsqueda de acuerdos de colaboración con las diferentes organizaciones no gubernamentales que trabajan en la zona. El voluntariado es una norma común de actuación que se hace presente en todos los niveles organizativos.
Sobre este último aspecto, hay que destacar la desaparición reciente de la oficina regional de Consumers International, que sin lugar a dudas ha creado un gran vacío y grandes incertidumbres entre las organizaciones de consumidores de la región, que intentan cubrir con un nuevo impulso al Consejo Latinoamericano y Caribeño de Organizaciones de Consumidores (Oclac), que es una coordinadora que aglutina a una buena parte de las organizaciones de consumidores de la región y con el que FACUA mantiene relaciones estables de cooperación desde el máximo respeto a la autonomía de dicho movimiento.
Necesidad de lograr la sostenibilidad social y económica
Desde FACUA somos conscientes de las dificultades existentes en el conjunto del movimiento de consumidores de Latinoamérica y desde hace años venimos colaborando con una buena parte de las organizaciones de dicha zona, ya sea aportando ayudas económicas para el desarrollo de programas específicos o intercambiado experiencias y fomentando la coordinación de algunas actividades.
En el marco de este compromiso solidario, FACUA está convencida que la mayoría de las organizaciones de consumidores de América Latina podrían mejorar y fortalecer su capacidad de integrar en su seno a miles de consumidores en cada uno de los países, si utilizaran las herramientas adecuadas. Por ello, hemos puesto en marcha con la ayuda de la Fundación FACUA, el desarrollo de un «Programa de transmisión de experiencias y buenas prácticas para la construcción de la sustentabilidad social de las organizaciones de consumidores», que se viene desarrollando desde principio de 2017 en colaboración con la Fundación FACUA y la Fundación Ciudadana por un Consumo Racional de Chile.
Este programa se ha iniciado en una primera fase, con la participación de tres de las organizaciones más activas y representativas de las que conforman el conjunto del movimiento de consumidores de América Latina: Organización de Consumidores y Usuarios de Chile-Odecu, Asociación Peruana de Consumidores y Usuarios-Aspec, y el Centro para la Defensa del Consumidor de El Salvador-CDC.
A través de la realización de este programa, FACUA trata de trasladar sus experiencias exitosas en relación a su forma de organización y a su trabajo en defensa de los consumidores en sus distintos frentes de actividad, que nos ha permitido aglutinar a unos doscientos mil ciudadanos, entre socios de pleno derecho y socios adheridos, y mantener estructuras organizativas en las diecisiete comunidades autónomas del país.
Esta transmisión de experiencias, se ha comenzado a realizar mediante tres talleres que se han impartido a través de videoconferencias durante los meses de mayo y junio de este año, a los cuadros directivos y técnicos de las tres organizaciones citadas:
Complementando la actividad de los talleres, se ha establecido una vía de comunicación bilateral de los compañeros y compañeras responsables de los distintos frentes de actividad de las citadas tres organizaciones latinoamericanas, con los responsables de dichas funciones en FACUA, con el fin de profundizar en los temas impartidos en los tres talleres, realizando intercambios y seguimiento de experiencias, a través de videoconferencias y del envío de documentación.
Para culminar el desarrollo de este programa está prevista la visita de trabajo de un representante de cada una de las tres organizaciones que están participando en esta primera fase del programa, a la sede central de FACUA en Sevilla, para profundizar en la metodología y experiencias aplicadas por nuestra organización para lograr la sustentabilidad social y la económica.
También está previsto, la aportación por parte de FACUA de un programa informático a las distintas organizaciones de consumidores latinoamericanas que deseen aplicar las herramientas y métodos de trabajo de FACUA para conseguir el aumento de la afiliación y la sostenibilidad social, que les permita hacer un seguimiento de su registro de asociados, de las consultas y reclamaciones que tramiten, a la que vez que disponer de una base de datos para el envío de correos masivos para informar sobre las actividades realizadas o para enviar sus publicaciones digitales.
Dado que este programa se pretende mantener en el tiempo y lograr con ello una reflexión con el conjunto del movimiento de consumidores latinoamericano y caribeño de consumidores que ayude a aplicar fórmulas que fomenten la afiliación, FACUA y la Fundación FACUA, con la colaboración de la Fundación Ciudadana por un Consumo Racional de Chile, ya tienen previsto una segunda fase, en la que ya se han ofrecido también para participar las siguientes diez organizaciones de consumidores de otros siete países: Consumidores Argentinos, Unión de Usuarios y Consumidores de Argentina, Tribuna Ecuatoriana de Consumidores y Usuarios, Unión Nacional de Consumidores y Usuarios de la República de Panamá-Uncurepa, Consumidores y Usuarios Asociados de Uruguay-CUA, El Poder del Consumidor de México, Asociación Juvenil de Consumidores y Consumidoras de Chile-Fojucc, Educar Consumidores de Colombia, Observatorio Ciudadano de Servicios Públicos de Ecuador y la Asociación Brasileira de Defensa del Consumidor-Proteste.
2020©Fundación FACUA
Convenios firmados con:
Fundación Ciudadana por un Consumo Responsable de América Latina y El Caribe-FCCR
Asociación Peruana de Consumidores y Usuarios-ASPEC
Formadores de Organizaciones Juveniles de Consumidores y Consumidoras–FOJUCC de Chile
Centro de Estudios de Administración Pública-CEAP de Cuba
Fundación Movimiento de Alimentación Saludable de Panamá
Fundación Antonio Núñez Jiménez de la Naturaleza y el Hombre de Cuba- FANJ